Al celebrar la Semana Nacional de la Policía (del 11 al 17 de mayo de 2025), hacemos una pausa no sólo para honrar el servicio y el sacrificio de los agentes del orden de todo nuestro país, sino también para reflexionar sobre el papel vital que estos hombres y mujeres desempeñan en las comunidades de todo el estado de Washington.
Cada día, los agentes de las fuerzas de seguridad de Washington constituyen la delgada línea azul que separa la seguridad del caos, a menudo con escasos recursos, con frecuencia infravalorados, pero inquebrantables en su compromiso de servicio. En un momento en que los retos de la contratación y la retención han alcanzado niveles de crisis, es más importante que nunca que reconozcamos su dedicación y nos comprometamos de nuevo a apoyar a quienes nos protegen.
El estado de Washington tiene el menor número de agentes de la ley per cápita del país. Dejemos que esto se asimile. Menos agentes cubren zonas más extensas, responden a llamadas cada vez más complejas y lo hacen con refuerzos limitados y recursos aún más limitados. No es sólo una estadística preocupante: es una clara señal de advertencia de un sistema bajo presión. Y son los agentes, sus familias y nuestras comunidades quienes están soportando el coste.
Hace poco visité el Monumento a los Agentes de la Ley del Estado de Washington, situado en el Campus del Capitolio en Olympia. En el monumento están grabados los nombres de hombres y mujeres valientes que hicieron el último sacrificio en acto de servicio. Debajo de sus nombres hay una inscripción solemne:
“Su deber era servir. Nuestro deber es recordar”.
No son sólo palabras grabadas en piedra: son una llamada a la acción.
Sí, debemos recordar, pero también debemos actuar.
